Why not?

-Porqué no podemos ser amantes- te pregunté esa tarde, -porque te amo demasiado para hacerte daño- respondió tu corazón. Volví a insistir con otra pregunta: porqué dejaste que todo avanzara... te dí señales, pequeñas y grandes, te dí mi vida, mi corazón... deje mensajes... porqué no respondiste a ellas.

Quise decir más esa tarde, porque veía el mar en tus ojos, veía esa paz que tanto necesitaba, te veía con los azules sueños de mujer enamorada, ese error que nada tiene de importancia porque en mi corazón no se marchita esa llama de pasión.

Arde todo mi ser, lo siento y no me confunde, te quise decir –sabías que todo surge y desaparece- pero no podía ser así contigo, llevo tantos años tratando de entender el porqué del tic con el tac.

He soñado contigo, algunas veces solemos hablar, solemos amarnos con infinita parsimonia, otras hacemos el amor y otras sí es que se puede llamar así: copulamos, somos aquellos salvajes jaguares que los dos hemos dejado crecer.

Lees mis signos, como sí creyeras que eso es todo lo que necesitas para tenerme, pero lo que necesito es tenerte, ya no puedo más gritarte tanto. Mi silencio no es precisamente algo que te deje tranquilo.

No puedo decir tu nombre en alto, sabes que alguien nos vigila y el castigo puede ser el infierno, para ti, pero más para mí. La felicidad también surge y desaparece como el amor. Pero heme aquí atrevida e incontrolable como siempre te he gustado: perversa y tierna.

Volvimos a encontrarnos otra tarde, pero esta vez no estábamos solos, ambos con una persona, con un ser al que muy posiblemente amábamos. Entonces como código secreto sólo hubo saludos por vernos y saludos por despedirnos. Mientras una taza de café me esperaba para que yo recordará cuánto es que te gusta el café y darle sentido a la compra que nos hizo coincidir ese día en la caja de aquel supermercado.