El silencio viene, ha llegado

La cama está fría y el calor de primavera no se deja venir.

-Deberíamos tener sexo- gritan mis piernas y mis tetas y yo guardo silencio.

-Deberías tener culpa- grita mi consciencia que no se surte de nada esta semana.

-Debería tener amor- y solo recibo cachetadas de reclamos, uno tras otro... y lo peor es que los he contado.

A veces me pregunto porque no tengo el valor de hacer una maleta pequeñita, pequeñita allí donde quepa la dignidad que me hace falta, porque está miseria de vida ni a la peor persona se la deseo, es como dejar de ser yo y ser otra que se transfigura.

Tal vez aun quede algo en la valija del olvido, tal vez algo quede que salvar, que miseria llegar a casa a recibir migajas de amor, a llorar sola sin consuelo, a recibir un reclamo de intolerancia, a mendigar a mendigar.

Compórtate bien y deja de hacer sufrir a ese hombre que te quiere, escucho otras frases dolientes -¿dónde te vas a encontrar a otro igual?-, peores aún -¿quién va querer vivir contigo, eso no está fácil?-.

La mano ya no me consuela y eso que suele se siempre mi mejor amiga, el sexo me brota por la cara porque se me ve lo "mal cogida", a mi lo último que me falta es sexo, a mí lo que me falta es amor.

A veces sueño que mi jardinero llega y lo veo tan real que pareciera fuera toda una verdad, que bonita es la ficción sobre todo en la madrugada cuando mi cama esta mojada por las ganas que me sobran de ti amor.

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