A veces amanezco lúcida





Lo detesto, tener que organizar mi vida a partir de la complejidad mental de mis sinapsis. Me fastidia saber que puedo estar a tres pasos de la gente y que mientras ellas o ellos ven el comienzo de la película mi mente está elaborando las conjeturas y sabiendo cómo terminará la historia. Es más, mientras algunas (os) se confunden por perder una sola de las escenas, sumergiéndose en costumbres disociadas o meros condicionamientos sociales yo ya sé por caída libre y paso a paso la configuración perfecta de cada una de las secuencias que soltarán el fruto preciso del enlace final.

¡Mi mente! Chingaos a veces sólo quiero ser normal, no ver lo que la gente hace y no saber ni el porqué ni el para qué de sus intenciones y mucho menos el final de sus caminos, entonces me pregunto si ¿habrá necesidad de saber tanto?

De cualquier modo y dado que hoy estoy claridosa es muy probable que necesite chocolate, mimos y apapachos, así como mis gatitas que saben calcularlo todo fríamente, que saben perfectamente hacer y deshacer mi cariño, jugar conmigo o no hacerlo, soy igual a ellas y por eso mis felinas son mi vida: espejean mi espíritu de gata cazadora.






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