Cáncer


Aprendimos a protegernos por miedo, aprendimos a escondernos por temor a ser señalados, aprendimos a negar que somos diferentes para no ofender a la "normalidad", aprendimos a amarnos en silencio para que los demás no pensaran que eramos egoístas, aprendimos que un día no seremos perseguidos, señalados, expulsados, asesinados, sino aceptados, un día cuando estemos preparados para ser "otra posibilidad de vida", un día podremos volar juntos.
No oculto nada porque quiera mentir, protejo cada pasado, futuro y presente porque los simuladores están en cada momento a la caza. La mente que está protegida lo ha hecho porque en vidas y vidas ha tenido que constatar la caída de mundos, la persecución de todo aquello que no reconoce su luz en el interior suyo y de otros.
Mi experiencia se transformó en sabiduría, como el alquimista que transforma cualquier cosa en oro.
La entrada de cáncer hizo que recordará lo familiar que me siento al ser protegida por mi maternal abuela, ella me confrontó con mis miedos -tuve que bajar el túnel y convivir con las venenosas arañas, las que ocultas entre la hojas trataban de huir de sus propias telarañas-. Mi abuela me dijo con su voz suave y fuerte, ¡no tengas miedo, Cari! No te harán daño. Entonces recordé cuando en otra visita me hizo saber que las plantas como todos tienen ciclo y que es "normal" que mueran y vuelvan a nacer: es el ciclo natural. Después de eso, recuerdos más antiguos vinieron para hacer saber porqué, ella que tanto sabe no se lo decía a todo el mundo, solo a mí y a quienes ella cuidaba con la fuerza de la pinza de un cangrejo. Jamás dice nada de lo que sabe de no ser necesario. Ahora entiendo que no es egoísmo, sino precaución. No todas las personas en el mundo tienen buenas intenciones o son inocentes o están preparadas para algo diferente.
Mi abuela, vieja loba de mar, vino a enseñarme unas últimas lecciones que me harían conocer las profundidades de otras mentes, profundidades que intentan intimidarme para crearme miedos. Y sin embargo, mi abuela vino a decirme ten cuídado, no seas tan confiada.
Mi cáncer, mi más íntimo recuerdo de lo que significa la familia. Vino a casa a dejarme las instrucciones para que siga sembrando y cosechado el Dhamma.

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