Ando pensante...

Ayer soñé contigo, demasiado tiempo que no pasaba aquello, pero hoy al despertar tuve miedo,
es qué acaso no hay una supersticiosa escena en la puesta de los oníricos horizontes, que se yo
de la conciencia si mi inconciencia se torna reflexiva.
Mientras camino por aquí y por allá la holocubierta hace de mi una forma hermosa de escapar a
lo que afuera se produce, pero al mismo tiempo es siniestro pensar que en breves segundo puedo
leer historias infames o seductoras proposiciones.
Soñé vos se casaba, estabas muy contento porque estaba a tu lado, estabas vuelto loco de felicidad, entraba a buscarte a un cuarto, donde había una ceremonia especial para los familiares, y como tu y yo somos más allá que un lazo fraternal entre en el cuarto tome parte de la familia mera y allí estaba a tu lado porque los hermanos se cogen la mano y se dan los hombres para sostener incontenible felicidad o infame tristeza. Me habías dicho unas importantes palabras mencionado lo que el pasado dejaba de recuerdo, y que por giros de la fortuna fatalista determinación se habían convertido en un si hubiera. Al acabar el acto de meditación, íbamos a buscar el altar en donde te casarías pero un enorme perro nos perseguía tenía miedo porque te lastimaba, yo corría y te ayudaba pero te había dejado algo mal y herido.
Pero tan pronto volví por la mañana supe que tenía que contarlo, me acordé que habías mencionado algo así la última vez que conversamos, ya sabes en estos días las telefonía hace maravillas.
Creo que por el momento no quiero recordar más, los símbolos tendrán que ser interpretados y reinterpretados hasta que nos llegue a dar una clave concreta de las secretas mañas que nuestro cerebro juega.

Esto estará en un sueño, pero cuando tengas tiempo llámame siempre podéis tomar mi mano y mis hombro para lo que venga.

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